Cuando ellas hablan

Relaciones peligrosas es nuestra serie sobre cine y literatura. Hoy hablamos de Atiq Rahimi, el secreto mejor guardado de Afganistán.

Rahimi

Atiq Rahimi es el secreto mejor guardado de Afganistán. Nació en 1962 y tuvo una infancia dorada. Su padre era gobernador, cuando había rey en ese país, y por lo tanto monárquico. Su abuela fue una mujer cosmopolita y curiosa.

Rahimi se educo en el Liceo Francés de Kabul. Creció en una época diferente: las mujeres lucían la libertad a los cuatro vientos, hacían política como el amor y se vestían con ropa corta. La palabra talibán no existía en el vocabulario cotidiano, como tampoco Al Qaeda. Ni existía asomo de la violencia que entrañaba su fanatismo.

En 1984, este joven, que tenía 22 años, huyo por las montañas hacia Paquistán. La Unión Soviética había invadido Afganistán, para salvarla y Rahimi quería estar lejos. Derivó hacia Francia, donde pidió asilo politico.

Hoy este fotógrafo, escritor y cineasta posee una obra de prestigio y es el autor de una novela que obtuvo en 2008 el premio Goncourt (el máximo galardón literario en Francia). La piedra de la paciencia. (Siruela).

En la mitología persa, Sanque Sabur es una piedra mágica a la que la gente le cuenta sus desgracias, sus sufrimientos, sus miserias… Le confían lo que no se atreven a contarle a nadie más. La piedra oye y absorbe los problemas de los otros, hasta que un día estalla. Ese día la persona que volcó su intimidad queda liberada.

Breve, poética y absolutamente visceral, La piedra de la paciencia es una novela que se alza contra la demencia de las guerras, el fanatismo religioso y la opresión a las mujeres. Como ya había ocurrido en el pasado, Rahimi adaptó su novela al cine en el año 2012.

Atiq Rahimi escogió la idea de su libro y película en un drama que lo toco cerca. Una poeta afgana amiga suya, Nadia Anjuman, fue asesinada por su marido, quien más tarde se intento suicidar inyectándose gasolina en la venas.

Impactado por la historia y por el drama familiar que se desencadeno a partir de la investigación policial, Rahimi quiso imaginar algo imposible: qué le hubiera contado Nadia a su verdugo si le daban la oportunidad.

Así construyo La piedra de la paciencia: una mujer cuida a su marido que esta postrado con un tiro en la nuca, vegetal e inmóvil. Le confiesa sus secretos. Hay un padre que maltrata, un marido ausente que ahora no sirve para nada, una sociedad que la condena al encierro y la brutalidad. Como ella le dice, por este azar trágico ella puede contarle más cosas en tres días que en diez años de matrimonio inútil.

Hay un padre que maltrata, un marido ausente que ahora no sirve para nada, una sociedad que la condena al encierro y la brutalidad.

La piedra de la paciencia construye una situación imposible para abrir una ventana que hoy está cerrada en Afganistán: hablar desde el deseo frente a un poder patriarcal castrador y violento. Se trata de una gran película, notable en su realización austera, fina en sus diálogos, y desmesurada en su capacidad de evocación.

Detengámonos en unas palabras de Rahimi, ofrecidas al periodista Gregorio Belinchon. ¨Mis productores se plantearon hacerla en inglés… Pero Jean Claude Carriére me dijo: ¡Como iba a hablar un mula en inglés!. Una contradicción en la que otros ni hubieran reparado. Es como el personaje de la mujer. Yo no la escribí: ella me dirigió, era su rehén. Tuve que cambiar de idioma, de sexo…”

“En fin, cuando llegó la película ya había vivido esa experiencia, y conté con una actriz tan libre y grande como Golshifteh Farahani. El libro es femenino, la película es masculina; la novela es muy política, el filme es mas social. Cambie en el proceso”.

Resulta curioso que el mismo Atiq Rahimi lleve sus novelas al cine. Dos lenguajes, dos maneras de entender el mundo. Generalmente cuesta conciliar esos mundos y muchos artistas no se entienden: hay escritores que odian a los cineastas que los han versionado y viceversa.

Rahimi ha pensado sobre este tema con inteligencia. “Cuando uno escribe, crea personajes, y no sabe de de dónde vienen. Nacen del subconsciente. Con una película, debes dominar esos personajes. Porque llega el actor, te pregunta y tienes que darle una respuesta; lo mismo el decorador, el iluminador… Debes responderles y ahí entiendes las cosas que escribiste. Cada arte saca distintos sentimientos.”

“La película me dejó dar más recorrido a la ambigüedad de la protagonista. En un libro hay que explicarlo, analizarlo, buscar palabras que expliquen los sentimientos. En el cine debes concretarlo, retratarlo, dar con los sentimientos que correspondían a las palabras. Es un movimiento inverso”.

Hay que ver La piedra de la paciencia. Muchas veces. Es una de esas películas que se construye en nuestro inconsciente con capas. Cada vez que la vemos, crece hacia zonas inesperadas. Y siempre emociona. Su final cuesta olvidar.

Su centro neurálgico es una mujer que tiene una necesidad impostergable de hablar, de su historia, de aclarar lo que siente. Y logra su cometido sin grandes decorados ni efectos especiales. Rahimi es un artista complejo que merece nuestra atención porque seguirá brillando con sus inquietudes y propuestas.

 

Últimos
lanzamientos

Suscríbete
a nuestro newsletter