Por qué escribí “Los últimos días de Hugo Chávez”

Desde que sintió por primera vez un pequeño dolor en la rodilla izquierda, la mañana del 19 de mayo de 2011, el hombre fuerte del continente que llevaba 12 años en el poder, erigido por su revolución como heredero del Padre de la Patria, sintió sacudido su poder.

La muerte de Chavez

15 de diciembre del 2021
Por Francisco Olivares

 

Para el periodista, el libro es el vehículo a través del cual se expanden todas las posibilidades de contar una historia en donde los límites se reducen. Esa libertad es al mismo tiempo un reto en el que siempre se tiene el temor de si el escrito va a ser aceptado por los lectores.

En estos dos años de pandemia que nos ha obligado a encerrarnos, además de escribir, los foros virtuales han sido un excelente vehículo para dialogar y compartir con amigos, colegas y escritores que están en distintas partes del mundo y conocer las experiencias y barreras a las que se han enfrentado para retomar el oficio de escribir.

Cuando uno publica un libro, la pregunta más solicitada en estos diálogos es por qué escogiste esa historia y si se trata de un tema de actualidad se agrega la acotación de si tienes algo nuevo qué decir. Así me ocurrió con “Afiuni, la presa del comandante”, que era un tema muy debatido en aquel momento en los medios de comunicación y nuevamente con el reciente libro“Los últimos días de Hugo Chávez”.

En el caso de Afiuni los lectores se sorprendieron, no sólo por las dolorosas revelaciones que se conocieron a partir de su publicación, sino que a través de una historia narrada pudieron conectarse con un personaje que más allá de una suma de hechos, la forma narrativa y la integración de los personajes hilvanaron una dimensión que no se puede encontrar en una aislada denuncia y que ofrece la magnitud y profundidad del drama emocional en esa historia.

Con sus evidentes diferencias, me ha ocurrido con mi último libro “Los últimos días de Hugo Chávez”. Fue un tema muy debatido, con una gran carga de especulación. Un tema del que no sólo se escribieron montones de historias en los medios venezolanos sino en otros países. Un medio desde España fue uno de los más acuciosos siguiendo la historia de la enfermedad y muerte de Chávez.

Dada la importancia de lo que considero un hecho histórico, hice seguimiento minucioso de cada detalle de los hechos alrededor del último año de vida de Hugo Chávez, la enfermedad y la muerte.

Observé que en ese período, año 2012, se pusieron en evidencia las más marcadas obsesiones del personaje como su creencia de ser el heredero del Libertador; que tenía que culminar su “misión” en Venezuela antes de morir. El temor a la muerte que lo llevó a buscar una reconciliación con la fe cristiana hasta el punto de confesarse y promover actos religiosos: “Chávez, con un rosario colgado a su cuello, habló a sus amigos y familiares con una profunda expresión de angustia, de dolor interior. Detrás destacaba un Cristo sangrando con su corona de espinas, cargando una pesada cruz, en una expresión de dolor y sufrimiento. Así pues, ese último año al líder indestructible, se le comenzó a ver un lado más vulnerable, al lado de su familia, de sus hijas y de los altares”.

Pero también narro en el libro la historia de por qué hizo la exhumación de los huesos de Simón Bolívar, la maldición que se generó tras ese hecho y los efectos en los tiempos de su muerte, cuando lanzó la tesis de que su cáncer había sido inoculado. También se aborda la influencia que tuvo en su vida la vidente que le pronosticó su muerte “antes de los 60 años” cuando era capitán y a quien abandonó y luego al borde de su muerte la recordó y rogó por su presencia.

En fin lo que quiero explicar en esta oportunidad es que el propósito de hacer esta historia no fue descubrir si a Hugo Chávez lo asesinaron, que desde luego allí está expuesta la tesis en forma realista, sino ofrecer una dimensión de este personaje que protagonizó la más oscura historia del país en una nueva dimensión de aquel hombre que se vendió como el segundo libertador, el gran caudillo y terminó sus últimos días temeroso y rogando a Cristo que no se lo llevara.

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