Una herida femenina, por María del Carmen Míguez

Míguez inaugura esta columna con una reflexión sobre las heridas abiertas de la maternidad, a propósito de "Esta herida llena de peces"

Portada del libro Esta herida llena de peces

María del Carmen Míguez, psicoanalista  y autora del proyecto educativo Asunto precoz: guía para padres, comparte sus impresiones sobre el libro Esta herida llena de peces, ópera prima de Lorena Salazar Masso editada por Angosta, y disponible en nuestra librería digital.

Nada despierta tanto las vivencias de la infancia como la maternidad. De ese retorno de imágenes, sabores, olores y temores conocen principalmente las madres y los psicoanalistas. La relación con un hijo está llena de experiencias que se ubican en un espacio casi soñado. Allí se conjugan, por un lado, la niña que fue la madre y por el otro, el hijo/a real.

Esta herida llena de peces, publicado por la Editorial Angosta en 2021, es la ópera prima de Lorena Salazar Masso, quién nos habla allí sobre ese espacio neblinoso y emotivo. Su historia corre a lo largo del Río Atrato, cuyos caudales atraviesan el Chocó colombiano hasta llegar al Golfo de Urabá o al Valle del Cauca.

No hay venezolano que por estos días no haya escuchado hablar del Tapón del Darién. Me sorprendo cuando leo que el río Atrato fue llamado originalmente río Darién. “El río Atrato es una mujer negra alimentando a sus hijos, ríos estrechos que le nacen y dan de comer a pueblos pequeños”, leo en este libro. Ahora también le da de comer a los venezolanos migrantes que cruzan la zona, pienso.

Portada del libro “Esta herida llena de peces”, de Lorena Salazar Masso. Editorial Angosta, 2021.

Tanto el Chocó como el Darién son territorios donde la naturaleza y los pobladores han sido lastimados e ignorados por mucho. Allí vive y crece al ritmo de su propia cadencia una Colombia negra, marcada por la pobreza y la violencia que, sin embargo, tiene mucho que decir y mostrar.

Lorena Salazar Masso lo sabe y ha construido esta historia sensible y hermosa que se va dilatando en aventuras y descripciones desde Quibdó hasta Bellavista. Leerla es montarse en la canoa de la América profunda.

Una joven mujer blanca de quien no conocemos el nombre ha recibido -de manos de su madre biológica- a un niño negro. Lo ha alimentado, cuidado, protegido por varios años. Le ha dado palabras de amor y otras para que comience a entender las cosas de la vida. “Tener un hijo es buscar, todo el tiempo, formas de explicar el mundo”, dice la protagonista. Pero es más que eso, no a todas las madres les toca explicar las mismas cosas. A la madre de este libro-viaje le toca escuchar las preguntas que le hacen sus compañeros de embarcación.

¿Por qué soy negro y tu blanca?, le soltó el niño hace un tiempo. ¿Él también tiene mamá?, le pregunta ahora. ¿Cómo se responden las preguntas sobre los afectos?, ¿Cómo no herir con las palabras?

Las vivencias que el niño negro y la madre blanca van teniendo en el Beté o en Tagachi los preparan para enfrentar el motivo principal del viaje en su última parada, el reto más dificil.

Ilustración de El Ovejo sobre el libro “Esta herida llena de peces”. Cortesía Universo Centro

¿Vinimos a ver a la otra mamá del dibujo?, le pregunta el niño a su mamá blanca. Los recuerdos de su propia infancia en el pueblo se entrecruzan con los motivos de su corazón. Una madre adoptiva siempre tendrá que convencerse de todo su amor, de todo lo que ha dado a ese su niño que no pudo gestar en su vientre. Una madre adoptiva tendrá que construir todas las razones que le dan el derecho a su hijo.

Pero esa no será la angustia mayor que recorre la herida de esta joven madre blanca. La violencia contra las mujeres del Chocó, negras o blancas, viene por otro lado. Por un lado complejo y absurdo que cuesta entender. No obstante y todo lo neblinoso y confuso de este territorio, siempre habrá una flor.

Mira aquí la presentación de Esta herida llena de peces a cargo de Editorial Angosta, con Mónica Palacios y la autora Lorena Salazar Masso.

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