Cuaderno de notas: Armaenia y el olvido

El comentario que abre esta nota podría ser una declaración de principios que vertebra tanto la colección de narrativa como la de ensayo. Y ese principio exige un diseño que también los contenga.

Editorial Armaenia

Cuaderno de notas es la columna de Harrys Salswach

11 de abril del 2022
Por Harrys Salswach

«Es fundamental conocer para no olvidar», señala Eva Guillén cuando comenta Creí que borraban todo rastro de ti, del escritor francoisraelí Yoan Smadja, novela en la que a los personajes se les viene encima el genocidio ruandés. Ella y Ricardo López −ambos coeditores de Armaenia Editorial, asentada en Madrid− han convertido el mero goce por los libros en un sello que deja ver que el gusto, en ocasiones, es la manifestación de una vocación más profunda.

Y esta vocación, que ya siendo lectores y asiduos visitantes de librerías estaba satisfecha en alguna medida, encontró su completitud cuando decidieron, hace siete años, dar un paso más allá de sus profesiones (Derecho y Ciencias Políticas) para convertirse en editores. Son lectores por partida doble, de ida y vuelta. Esta pareja ha logrado lo que Bugs Bunny en el béisbol: jugar en todas la posiciones.
Pero no solo es un juego (en tanto que hay unas normas y una disciplina que invitan a la diversión), ya que no hay trivialidades en este catálogo que poco a poco concreta lo que la vocación procura.

El comentario que abre esta nota podría ser una declaración de principios que vertebra tanto la colección de narrativa como la de ensayo. Y ese principio exige un diseño que también los contenga. Una franja horizontal para el título y el nombre del autor, así como el del traductor; una línea diagonal en rojo para la narrativa y en un azul plomo para el ensayo dejan espacio entre ellas para la imagen, que puede ser el fragmento de una pintura o una foto alusiva al contenido; un diseño elegante cuyos motivos hacen posible que la lectura comience antes de abrir el libro.

Tres títulos dan cuenta de ello

En Insumisa, de Yevguenia Yaroslávskaia-Markón, el retrato de su autora en portada, ya capturada por la NKVD, muestra un carácter indomable que mira desafiante a sus verdugos. Esta ácrata entusiasta de la revolución bolchevique muy pronto descubriría que el crimen es lo que hace posible estos procesos de ingeniería social y el delincuente no es que pertenezca a una clase social verdaderamente revolucionaria, no, es la revolución misma.

En una confesión nada convencional, Yevguenia testimonia su doble yerro en una voltereta ideológica: se convierte en bandida por pureza revolucionaria; redundancia ontológica donde las haya.

Dos novelas claves en la editorial Armaenia

En la novela Metropol, del ruso-alemán Eugen Ruge, vemos en la portada a una mujer que se maquilla impávida las mejillas y el reflejo de su nuca en un espejo. La protagonista escapa de la persecución nazi en Alemania e inicia un viaje por toda la Unión Soviética durante la purga estalinista; lo hará con otros miembros del servicio de inteligencia del Komintern: nadie está a salvo, la sospecha es la norma y las apariencias son solo el prólogo de las delaciones. Los reflejos, la doblez y el desconocer quién es quién asfixian a los personajes, en fin, todos son culpables, poco importa de qué.

Laurus, novela del ucraniano Evgueni Vodolazkin, muestra en cubierta un fragmento de El triunfo de la muerte, de Bruegel el Viejo, y así anuncia las desventuras del protagonista: Arsénij, personaje nacido en la Rusia profunda, contiene en sí mismo un «ánimo» atemporal que va desde la Edad Media hasta la actualidad sin salir de la infestada y apestada Europa del siglo XV.

«Es fundamental conocer para no olvidar», dice Eva Guillén al inicio de esta nota. Lo que comienza siendo un gusto aleatorio ha hecho de Armaenia Editorial un intento por que la memoria triunfe sobre el olvido. Y para ello es fundamental leer. De no hacerlo, lo que se desarrolla en los libros comentados estará a la orden del día.


Coda: el nombre de la editorial se debe al reconocimiento de un pueblo que efectivamente no puede permitirse el olvido, el pueblo armenio cuya existencia estuvo en vilo no hace mucho tiempo.

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